Explicación y Dedicatorias

Los textos aquí expuestos son una serie de historias escritas por mí como autor aficionado que desearía dar a conocer.

Reconozco que los primeros seis capítulos están bastante "verdes" en lo referente a madurez literaria, por lo que es a partir del septimo capítulo donde considero presente una mayor elaboración y renovación del estilo. (Demostrada en el argumento de dicho capítulo).

A pesar de ello, mantengo esos seis capítulos como una forma de dar a conocer los origenes de mi querido personaje, así como de mi trayectoria literaria y también porque, al igual que un padre jamás reniega de sus hijos, cualesquiera que sean sus defectos, ningún escritor debe jamás avergonzarse de ninguna de sus obras.

domingo, 1 de agosto de 2010

Un gnomo en Ventormenta.
Capítulo 6: Dalaran, Dalaran.

Las amistades…Muchos las consideran relaciones efímeras que desaparecen con el tiempo, otros las consideran meros métodos para obtener lo que desean…Sin embargo ,una amistad ,una gran amistad es aquella que supera todos los limites y barreras que los separen y se mantiene fuerte a pesar de las adversidades…¿Pero que demonios? A nadie le interesa esto, será mejor que empiece con la historia: Maestro, que comience el espectáculo…

Ventormenta, nos encontramos a la decimoctava hora del día y vemos Kronüs paseando felizmente acompañado de Defi hacia el “Cerdo Borracho” a descansar un poco después de un duro día de estudios, se estaban acercando los exámenes finales de magia y Kronüs había preparado a conciencia los conjuros de magia de escarcha, ya que esta era su favorita…

Así pues, Kronüs se acerco calmadamente a la barra, pidió su copa de pinot noir y empezó a beber distraídamente contemplando la nada, hasta que una mujer humana, alta, rubia y embozada en una gruesa armadura de placas oscuras entró por la puerta. Se sentó a su lado, pidió con una voz dulce aunque algo tosca un cántaro de hidromiel, una bebida bastante fuerte, al menos por esa zona. Kronüs se quedó un rato mirando a la mujer, había algo extraño en ella, ¿tal vez sus ojos? No sabía el qué….

La mujer se giró fijándose en el gnomo que lo estaba mirando, y este se volvió, bajando la cabeza avergonzado. La mirada de la mujer recayó sobre el tabardo que llevaba puesto el gnomo, el cual lo trataba como su mayor tesoro, y dijo en voz alta:

-Vaya, otro alboso….-Y sonrió dulcemente.

Kronüs se giró algo confundido.

-¿Perdone…?-Preguntó Kronüs.

-Quiero decir, señor gnomo, que usted también debe ser un miembro del Alba Carmesí.-

Kronüs bajo la cabeza hacia el tabardo, volvió a subirla y se puso derecho para mantener las formas.

-Esto…Sí…Es cierto, soy un orgulloso miembro de la Orden del Alba Carmesí, al servicio del Gran Maestre Arkhon de Velaan…aunque no soy más que un humilde hermano, me llamo Kronüs Forjachispas, ¿señorita…?-

La humana soltó una risilla antes de responder.

-Soy Zaera a secas…-

-Un placer señorita Zaera. ¿Cómo es que conoce la Orden?-
-Bueno, aparte de por el hecho de que todos sus logros se hacen hito por esta ciudad, jiji, tengo una “estrecha” relación con uno de sus miembros.-

-¡Zae! ¡Ya he vuelto!-

Ambos desviaron la mirada para ver llegar a otro humano, rubio también, con el pelo largo y recogido en una extraña cola. Se trataba del Suboficial Velatian, el cual había charlado con nuestro amigo una o dos veces en el pasado.

Zaera sonrió ampliamente y fue directo a él para abrazarlo.

-Hola mi amor, ¿qué tal el día?-

-Una completa pesadilla al no tenerte a mi lado.-

Ambos sonrieron y se dieron un rápido aunque tierno beso hasta que Zae rompió el silencio.

-Oh, acabo de encontrarme con el que parece ser otro compañero tuyo- Zaera señaló con la mirada a Kronüs el cual seguía concentrado en averiguar que tenía esa mujer de peculiar.

-¿Hm?-Fue lo único que pudo decir Kronüs cuando volvió finalmente a la realidad.

-Vaya, saludos Kronüs, ¿qué tal todo?-

-¿Eh? Oh…Bi-Bien señor Velatian.-

-Vamos vamos, no me trates con formalismos. Llámame Velatian o “Vel” si lo prefieres.-

-De acuerdo, señor Velatian.- Dijo Kronüs sin poder evitarlo, debido a la estricta educación recibida desde niño.- ¿Qué les trae por aquí?-

-Hmpfh…Pues la verdad es que no nos gusta esta taberna, aunque a veces está llena de locos, entre ellos, un buen amigo nuestro…-

-¡REESE, ESPERO QUE TENGAS PREPARADA UNA BUENA JARRA DE CERVEZA O TE VAS A VER COLGADO DEL SAGRARIO DE LOS MAGOS!- Gritó una voz familiar para Kronüs. Zae sonrió y dijo:

-Por ahí se acerca el susodicho, jiji.-

Una figura sombría entró por la puerta. Se trataba de Daríus el cual despedía un hedor a sangre, muerto y sobre todo sudor, mucho sudor. Reese le preparó a Daríus su jarra sin apenas inmutarse. Se la bebió de un trago y luego se giro para ver a los tres que le estaban observando. Hizo un gesto con ambos dedos a modo de saludo.

-A las buenas tardes.-

-Hola Daríus.-contestaron los tres al unísono-¿Os conocíais ya?-De nuevo al unísono-

-Dejad de decir las cosas a la vez, leñe, que me vais a dar migraña…-Cortó Daríus.

Se produjo un silencio que al final fue roto por Velatian:

-Vaya Daríus, no nos habías contado que conocías a Kronüs.-

Se giró para mirar a Kronüs como si fuese la primera vez que lo veía:

-Ah, sí…Os presentaría pero yo diría que ya lo habéis hecho…-

-Desde luego Daríus, eres de lo que no hay…-Dijo Kronüs.

-Bueno…-Saltó Zaera.- ¿Y cómo os conocisteis?-

-Le salve el trasero al gnomete.- Respondió Daríus sin apenas darle tiempo a Kronüs a responder.

-¿Gnomete?- Preguntaron divertidos la pareja.

-Te he dicho un millón de veces que…-Kronüs calló, pues un pitido empezó a sonar de los tres varones.

-Vaya, una llamada urgente…-Dijo Velatian.

Kronüs sacó su comunicador y lo puso en el centro de los cuatro para que pudiesen oírlo.

-Piiiii… ¡Atended hermanos! ¡Vuestro Maestre os habla! ¡Qué todos los hermanos se desplacen de inmediato al Bastión de Nethergarde para el Ovalo Carmesí de la semana! Eso es todo…-Y la comunicación se cortó.

-¿Óvalo Carmesí?-Preguntó Kronüs desconcertado-

-Una reunión extraordinaria en la cual el Maestre nos comunica los últimos sucesos y reformas en la Orden…-Explico Velatian.

-Vamos, que el “carapulpo” quiere soltarnos la charla….-Dijo Daríus algo molesto.

-Vamos Daríus, ya sabes que has de ser más respetuoso para con el Maestre…-Le dijo Velatian con cierta seriedad.

-Que sí, leñe…-

-¿Nos acompañas Zae?-Dijo Velatian girando el rostro hacia la mujer. Ésta sonrió y dijo:-Claro, no me lo perdería por nada del mundo…-

-Un momento…Nethergarde…Es el bastión del Kirin’Tor en las Tierras Devastadas…-

-Ahá…”Las malditas tierras rojas” como les gusta decir a algunos…-Dijo Vel mirando de refilón a Daríus.

Kronüs suspiró con cansancio sin poder evitar decir:-Menuda caminata…Que pesadez…-

Zaera sonrió al gnomo:-Vamos, no seas tan quejica, será divertido.-



***


Arribaron por fin nuestros queridos amigos hasta esas tierras y se encontraron con una enorme, aunque destartalada, fortaleza de un deslumbrante mármol blanco que destacaba sobre el cobrizo color de la tierra. Los últimos estertores del Kirin’Tor que quedaban en esas tierras defendían su fortaleza con uñas y dientes contra los demonios de la zona que corrompían esa tierra.

-Bueno…-Dijo Kronüs.-Se me ha hecho bastante corto, la verdad…-

-Gnomete, eso es porque te quedaste frito…-Replicó Daríus.

-Oh, sí Daríus…Ahora resulta que soy sonámbulo y puedo mantenerme andando dormido durante unos cuantos kilómetros, ¿verdad?-

-Ahá-Y apoyó esta breve respuesta alzando el pulgar y sonriendo satisfecho.

-Ñia…-Replicó Kronüs exasperado a la par que divertido.

-Bueno chicos, dejad de discutir que vuestro jefecillo tendrá algo que contar.-Terció Zaera.

-Cierto. Venga, rápido. Odio llegar tarde.-Dijo Kronüs con energía mientras se dirigía hacia el interior de la fortaleza.

-Pero si ha sido él el que ha empezado a hablar.-Susurro Zaera a Velatian, el cual sonrió y formó con sus labios:”Gnomos…” Y se encogió de hombros divertido.

Así pues, nuestros pequeños héroes entraron en el cuartel general, subieron las escaleras, tarea ciertamente difícil para un ser que solo mide unos 95 centímetros de alto, y entraron a una espaciosa sala pobremente decorada con motivos bélicos, dos mesas con una función aparentemente administrativa a sendos lados de la sala y, subida a una tarima, una mesa bastante ancha cubierta de libros, mapas, pergaminos varios y a su alrededor los altos mandos de la Orden: El Gran Maestre, el Comandante Atrhun, el General Crimerkhaine, la Capitana Masakoh, etc…Así como numerosos miembros rasos de la Orden.

La conversación que mantenían era tranquila, calmada y llena de numerosos asentimientos de cabeza. Por fin el Maestre se fijo en los cuatro, sonrío de forma resuelta y exclamo:
-¡Bienvenidos seáis, al Bastión de Nethergarde! Capitán Velatian, Hermanos Daríus, Kronüs, y…disculpe señorita, pero no la reconozco.-

-Esta es mi prometida, Zaera.-Respondió Velatian.-Espero que no importe que nos acompañe, Maestre.-

-Por supuesto que no, toda ayuda siempre es bien recibida. De todas formas la charla ya ha acabado, hemos tomado una serie de decisiones las cuales ahora se os comunicará. Poneos cómodos.-

Así pues, Vel y Zae se sentaron juntos en un cómodo sillón, el cual parecía haber resistido el peso de un tauren recientemente, Daríus se apoyó en la pared en una postura de suficiencia, y Kronüs se mantuvo en pie, buscando una zona donde molestase lo menos posible.

Por fin, el Maestre se colocó en medio de la tarima, pidió silencio con un gesto ominoso y empezó a hablar:

-¡Hermanos! Nuevos tiempos llegan, nuevas amenazas se ciernen sobre el mundo y nosotros, como Orden que defiende la Vida y la Libertad, hemos de responder a la llamada de auxilio. Por suerte para nosotros el Kirin’Tor, que la Luz los bendiga, nos ha permitido alojarnos, no solo en este Bastión, sino también en la ciudad de Dalaran, ciudad de maravillas y magia. La ciudad de los Magos….-Ante esto Kronüs no tuvo otra que abrir los ojos de una forma desmesurada.”Dalaran” pensó “la ciudad de la Magia, es increíble, estoy deseando ver esa ciudad” Y tras esto Kronüs empezó a removerse de forma impaciente aunque apenas perceptible.-. . .Sin embargo, no debemos dirigir todos nuestros agradecimientos al Kirin’Tor, puesto que el Alba Argenta también ha sido magnánima, proporcionándonos alojamiento en pabellón en el Torneo Argenta en el helado continente de Rasganorte.-

Todo este discurso fue recibido por numerosos cabeceos de asentimiento, escasos bufidos y algún que otro gruñido de desdén. El Maestre prosiguió:

-Ahora, nosotros somos también una Orden que lucha por y para la Luz, y por ello, ante la llegada de los llamados “Caballeros de la Muerte”, hemos tomado una decisión. Todos ellos serán ahora llamados ”Caballeros rúnicos” y actuaran según los valores de la Orden, esto es, no se les estará permitido hacer uso de aquellos poderes que supongan una ofensa contra la Vida, como es el uso de esbirros no-muertos.-

El Maestre hizo una pausa a la espera de las respuestas de los presentes. Esta vino por parte de Daríus:

-Esto, jefe…Y digo yo, me parece que nuestros enemigos no se andarán con remilgos, así que sería mejor contar con todas las cartas de la baraja, ¿no cree?-

El Maestre frunció el ceño levemente:

-Hermano….Recuerda que al fin y al cabo, somos una hermandad de afinidad sagrada, y por lo tanto, solo hemos de emplear aquellos métodos que no sean contrarios a estos ideales.-Daríus cortó bruscamente al Maestre.
-¡Eso es una soberana tontería! El día que tengamos que enfrentarnos a auténticos rivales, dicho sea el Rey Exánime, o contamos con todo nuestro poder o estaremos fiambres…-Hizo una leve pausa, antes de añadir-Aún más de lo que ya estamos algunos.-

El Maestre replicó con severidad:

-Hermano, vigila tu tono, soy tu Gran Maestre.-

-¡Ca! ¿Sabe qué? No estoy muy seguro si quiero tener como líder a alguien que se anda con remilgos a la hora de luchar, es una cobardía.-

-Bien, tú lo has dicho hermano, si no deseas seguir con nosotros, retírate ahora mismo.-

Se produjo un momento de silencio, donde la tensión era tan densa que los presentes no podían ni moverse a su través. Kronüs observo a los contendientes con externa serenidad e interno nerviosismo. El silencio fue roto por Daríus.

-Bien…-Daríus se arrancó el tabardo de cuajo y lo tiro al suelo, sacó su comunicador, lo colocó en el suelo y lo hizo trizas de un pisotón.

-Adiós muy buenas…-

La figura se alejó y Kronüs contempló como Daríus atravesaba el umbral, solo pudo murmurar:

-Daríus…-

El lugar quedó en silencio mientras los presentes evitaban mirarse a los ojos. Fue entonces cuando Arkhon suspiro hondo y dijo lentamente:

-Bueno, cada uno es libre de tomar su camino…Será mejor continuar nuestra reunión en nuestra nueva residencia, así que, si los magister tienen la magnanimidad de conjurar algún portal arcano a esa esplendorosa ciudad.-

Uno de los hermanos presente se levantó, alzó los brazos, los movió en una serie de gestos a la par que recitaba una silenciosa letanía, un sonido de absorción empezó a oírse y donde antes solo había aire, una luminosa y ancha brecha se formó. El Maestre se situó a su lado:

-Bien hermanos, no temáis nada, una hermosa ciudad espera nuestra llegada.-

El draenei empezó a andar hacia la brecha y su figura empezó a difuminarse en la luz. Así todos los fueron siguiendo, incluido el pequeño Kronüs. El gnomo ya estaba acostumbrado a la teleportación, una vorágine de luz e imágenes caóticas le rodeaba y sentía como si su piel fuese a ponerse del revés, fue entonces cuando apareció. No podía dar crédito a los que sus ojos estaban viendo. Era mucho más de lo que él esperaba.

Toda la ciudad estaba hecha de un hermoso y labrado ladrillo purpureo, cristales blanquiazules flotaban en los torreones del enorme Salón Púrpura, lugar para asambleas de todo tipo. En las calles se podían ver toda clase de personajes…Humanos, gnomos, orcos, elfos, draeneis…¡Hasta un antaarbol! Bulliciosos mercados, tiendas de toda clase con carteles extravagantes y vistosos, una enorme estatua flotante del Archimago Anthonidas, último defensor de Dalaran durante la invasión de la Plaga y Arthas…Y en el centro de todo ello, una hermosa fuente alrededor de la cual se concentraban estudiosos arcanos venidos de todos los puntos de Azeroth. Así mismo, dos zonas cerradas cual cuarteles, uno a cada extremo de la ciudad, donde residían aliancinos y hordinos por separados.

Una enorme sensación embargaba el corazón de Kronüs, como mago que era, un aura misteriosa le rodeaba como diciéndole:”Bienvenido…”Sin embargo, esta sensación no podía superar la tristeza por lo ocurrido a su amigo…

***

Volvemos la ciudad de Ventormenta, de nuevo en el Cerdo Borracho, y vemos a un alicaído Kronüs mirando con curiosidad vaga el cartel de la taberna:

-Jum…Algún día tengo que preguntarle a Reese a que se debe ese nombre…-
Kronüs suspiró, entró en la taberna y vió a un alegre Daríus charlando con Zaera y Velatian mientras compartían una jarra de cerveza.

-¡Tú!-

Daríus miró a Kronüs y dijo tranquilamente:

-Ey.-

-Pero, pero, pero….-

-Pero, pero, pero, ¿cómo puedo ser tan guapo?-replico Daríus en un tono cantarín y burlón.

Zaera y Velatian sonrieron y el humano respondió a las dudas que surgían en la mente de Kronüs:

-Daríus ha encontrado un puesto dentro de los “Jinetes del Mar”, un grupo bastante amistoso con el Alba Carmesí.-

-Seh-Salto Daríus, agitando su jarra de espumosa cerveza que creo mares sobre la mesa de madera.-Aquí donde me ves, soy un lobo de mar de pleno derecho.-

-Ya, ya…Ya te veo como te entrenas para sobrevivir en líquidos…-Suspiró Kronüs, aliviado de ver que a pesar de todo lo que había pasado, todo seguía tal cual.

Y así fue como en cierto modo la relación de Kronüs y Daríus supero un fuerte bache. Nunca dije que esta historia fuese emocionante, pero os puedo asegurar que grandes gestas se desarrollan en ese tierno vientre maternal que es la mente del pobre diablo que es el escritor de esta historia…Y que la Luz nos asista…

Continuará…