Explicación y Dedicatorias

Los textos aquí expuestos son una serie de historias escritas por mí como autor aficionado que desearía dar a conocer.

Reconozco que los primeros seis capítulos están bastante "verdes" en lo referente a madurez literaria, por lo que es a partir del septimo capítulo donde considero presente una mayor elaboración y renovación del estilo. (Demostrada en el argumento de dicho capítulo).

A pesar de ello, mantengo esos seis capítulos como una forma de dar a conocer los origenes de mi querido personaje, así como de mi trayectoria literaria y también porque, al igual que un padre jamás reniega de sus hijos, cualesquiera que sean sus defectos, ningún escritor debe jamás avergonzarse de ninguna de sus obras.

martes, 29 de junio de 2010

Un gnomo en Ventormenta:
2º Capítulo:La Luz los crea…

¡Vida y Libertad! Ese es el lema de la Orden del Alba Carmesí, orden a la cual se había unido un nuevo miembro, un gnomo inocente y bonachón que debe empezar a enfrentarse al mundo real, al menos si desea cumplir su sueño y ser merecedor a pertenecer a la orden. Demos comienzo a la historia.

 
Nuestro protagonista, Kronüs, estaba relajándose tras una sesión de Ciencias Arcanas en la que se había convertido su taberna favorita en toda Ventormenta, El Cerdo Borracho. Tras lo ocurrido la última vez, los parroquianos ya no se atrevían a tocar al gnomo; habían surgido varias historias a su alrededor, como aquella según la cual en realidad era un brujo y había mutilado a los honrados bandidos y después servido las vísceras a sus esbirros demoníacos, o aquella otra en la que se comentaba la posibilidad de que estuviera protegido por unos misteriosos guardaespaldas. Sea como fuere ya nadie se metía con el pequeño gnomo…

-¡Eh! Enano.- Exclamó un recién llegado al gnomo, quien apenas se dio cuenta porque estaba totalmente abstraído en su cuaderno de notas.

-¡Enano!- Volvió a exclamar el hombre. Esta vez el gnomo se percató del hombre y contestó:

-¡Oh! Se equivoca buen hombre, soy un gnomo, los enano son más altos, más anchos de hombros….-

-¡Da igual! ¡Dame esas gafas que llevas!- Dijo el bandido señalando las gafas de ingeniero que llevaba Kronüs.

Kronüs intentó pararlo pero el bandido acabó por arrebatárselas.

-Por favor señor devuélvamelas, sin ellas no veo nada.-

-¿Y si no, qué? ¿Piensas llamar a tus guardaespaldas misteriosos?-

De repente Kronüs oyó el sonido de un guantelete de placas al cerrarse  alrededor de algo.

-Devuélveselas, o te parto el brazo- Aquella voz le sonaba familiar a Kronüs.

-¡Vas…Vas de farol!- Tartamudeó el bandido.

-¿Quieres comprobarlo? –Retó la voz.

-¡Aaaaagh! ¡Vale, vale! ¡Tómalas y déjame el brazo en paz! -

Kronüs volvió a ponerse las gafas a tiempo para ver al bandido corriendo hacia la salida y agarrándose el brazo. Giró la cabeza y vio la fuente de la voz familiar, se trataba de Daríus, otro miembro de la orden.

-Muchas gracias Daríus, sin estas gafas no veo nada, imagínate, un mago sin poder ver…-

-¿Por qué no lo has fulminado con un hechizo?- Le interrumpió Daríus bruscamente.

-¡Oh! Bueno, no quería causar problemas…-

-¡¿Problemas?! Pero si ese tipo se estaba burlando de ti.-

-Siento…haberte causado problemas.- Respondió Kronüs avergonzado con la cabeza gacha.

-Tienes suerte de que estuviese aquí.-

-¿Y que hacías aquí, por cierto?-

Daríus señaló con la cabeza hacia la barra de la planta de arriba.

-Estaba mirando a la gente, siempre hay algo interesante que ver en esta taberna, ¿y qué diantres hace un tipo como tú aquí?

-Me gusta este sitio, esta lleno de vida y como me concentro mucho no me molesta el ruido -Dijo mostrando con cierto orgullo su cuaderno de notas- ¿Y quién sabe? ¿Tal vez encuentre alguien interesante con el que hablar? De hecho, ahora estoy hablando contigo, jajaja.-

-¡Bah! Si tengo que hablar con alguien, prefiero que sea una mujer bien guapa.-

-¡Eres un pervertido!- Gritó Kronüs mientras se alejaba discretamente.

-¡No soy un pervertido! ¡Soy un superpervertido!-Dijo mientras se le hincha el pecho de orgullo.

-Eso…no es que sea algo de lo que sentirse orgulloso.-

Daríus miró de reojo al gnomo y le dedicó una sonrisa amigable:

-Jajaja, me caes bien gnomete, pero….dime una cosa, ¿qué hace un gnomo en Ventormenta? Pensé que preferían quedarse en Forjaz con los enanos.-

Kronüs empezó a rebuscar entre los bolsillos de su túnica y de uno de ellos sacó una foto descolorida y se la dio a Daríus; en ella aparecían una pareja de gnomos con un bebe en brazos. El marido tenía pinta de ser un ingeniero por la cantidad de herramientas que llevaba en el mono de trabajo y por la túnica, la mujer debía de ser una maga de alto nivel:

-Son mis padres, cuando ocurrió el gran desastre de Gnomeregan decidieron quedarse a ayudar. Yo quería quedarme con ellos pero mi madre me teletransportó fuera de la ciudad para protegerme, nunca volvieron, todos me dijeron que habían muerto y desde entonces los restos de la Academia de magia se hicieron cargo de mí. A partir de ese momento estuve estudiando magia e ingeniería preguntándome qué les había ocurrido.

-¿Pero qué tiene que ver esto con el motivo de tu presencia aquí?-

-Cuando cumplí los cuarenta años decidí que debía hacer algo de lo que se sintiesen orgullosos de mí, así que vendí mi pequeña casa, recogí todos mis bártulos y salí a ver mundo, obtener experiencia y, si es posible, cumplir mi sueño.-

Entonces se produjo un silencio entre ambos hasta que Daríus lo rompió:

-Qué es...- Dijo, apremiándolo a hablar.

-¡Ah! Pues convertirme en archimago de Dalarán.- Dijo con una sonrisa inocente de oreja a oreja.

- En archimago…-

Kronüs asintió.

-De Dalarán…-

El gnomo volvió a asentir.

-¿Tú…?-

Volvió a asentir.

Nuevamente se extendió un silencio gélido entre ambos hasta que empezó a oírse una risa contenida por parte de Daríus:

-¡Oye! ¡No te rías de mi sueño! ¿Es que tú no tienes un sueño o qué?-

Entonces Daríus calló de repente:

-¿Un sueño, dices? Como se nota que apenas sabes de mí.-

- Bueno, pues háblame de ti.-

-¿Por dónde empiezo?-

-Por donde quieras, por el principio si puede ser.-

-Pues…-Daríus empezó a temblar- Recuerdo un día en el que la Plaga vino hasta donde vivíamos y mi madre y yo huimos a escondernos, pero…nos encontraron, mataron a mi madre y después a mí.-

-Pero…entonces…-

-Poco después, desperté…-Siguió hablando Daríus como si estuviese hipnotizado- Y me encontré a mí mismo sirviendo al mismísimo Rey Exánime como una de sus marionetas, un…-Hizo una mueca de asco- un caballero de la muerte. Pero gracias a la acción del Alba Argenta se me concedió la libertad y el Rey Varian Wrynn me concedió el perdón de toda la Alianza.-

Daríus se quedó en silencio mientras Kronüs le observaba de arriba abajo. Ciertamente el hombre presentaba marcas de haber presenciado numerosas batallas, varias cicatrices surcaban su cuerpo y, ahora que se fijaba, sus ojos desprendían un leve brillo fantasmagórico que delataba su no-vida.

Finalmente Kronüs rompió el silencio:

-Y por ello decidiste unirte al Alba Carmesí, para hacer lo mismo que hicieron contigo y, si es posible, acabar con la Plaga, ¿no es así?-

Daríus asintió:

-Así es, sin embargo…-Continuó recuperando la compostura- Prefiero alejarme de todo lo relacionado con las batallas; por eso ahora me dedico a cuidar los campos en el Bosque de Elwyn, totalmente solo, como un viejo lobo al que ha abandonado la manada.-

-¿Y por qué deberías estar solo?-

Daríus enarcó una ceja hacia el gnomo:

-¿Estás de broma? Vamos, mírame, ¿quién querría estar con un no-muerto como yo?-

-No-muerto o no-vivo…-Dijo Kronüs mientras se bajaba de la silla y se iba al lado de Daríus, no sin cierta dificultad.- Eres un ser racional, con tus propias ideas, pensamientos, ideologías…Con tu propia identidad…Y, si no te importa, yo seré tu amigo, si quieres…-Dijo finalmente Kronüs tendiéndole la mano a Daríus.

Daríus miró con cierta incredulidad de arriba abajo al gnomo que estaba tendiéndole la mano; un jovenzuelo gnomo debilucho y algo gordo, tan inocente que no se daría cuenta de que le están robando aunque llevase el ladrón un cartel, con un pelo totalmente revuelto sin ton ni son y una barba que le cubría la cara, así como las gafas anteriormente recuperadas que le daban un aspecto ridículo.

Finalmente, Daríus suspiró y le dedicó una sonrisa al gnomo:

-Bueno…Podría ser peor- Respondió al final y le dio un apretón de manos al gnomo.

Y así, queridos lectores, se selló una amistad que tal vez cambie el destino de este humano no-muerto y este gnomo. Solo he dicho tal vez…

Continuará…

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