Explicación y Dedicatorias

Los textos aquí expuestos son una serie de historias escritas por mí como autor aficionado que desearía dar a conocer.

Reconozco que los primeros seis capítulos están bastante "verdes" en lo referente a madurez literaria, por lo que es a partir del septimo capítulo donde considero presente una mayor elaboración y renovación del estilo. (Demostrada en el argumento de dicho capítulo).

A pesar de ello, mantengo esos seis capítulos como una forma de dar a conocer los origenes de mi querido personaje, así como de mi trayectoria literaria y también porque, al igual que un padre jamás reniega de sus hijos, cualesquiera que sean sus defectos, ningún escritor debe jamás avergonzarse de ninguna de sus obras.

lunes, 19 de julio de 2010

Un gnomo en Ventormenta.
4º Capítulo: De murlocs y gnomos.

En el capitulo anterior habíamos dejado a Kronüs contando su primera aventura a Daríus y a un draenei desconocido. Al parecer Kronüs había decidido ir a luchar contra los Defias junto con un enano, una elfa y un humano, pero tras haber llegado a su guarida habían sido atacados por sorpresa. ¿Qué pasará ahora? Veámoslo…

Kronüs estaba bebiendo su copa de pinot noir para descansar un poco de contar su historia. Al poco rato Daríus impaciente golpeó al gnomo en la espalda para apremiarle y exclamó:

-¡Vamos! Sigue con la historia.-

Kronüs se atragantó debido al golpe. Finalmente consiguió recuperarse y dijo:

-De acuerdo, pero la próxima vez, ¿puedes abstenerte de intentar ahogarme con mi bebida? Gracias.-

-Lo siento.-Dijo Daríus-Es que tengo curiosidad por saber si al final mueres o no en el intento.-

Al oír este comentario Kronüs enarcó una ceja y dijo con ironía:

-¡Oh, sí! Qué gran incógnita… ¡Sobre todo por el hecho de que me encuentro a tu lado!-

El draenei sonrió divertido y dijo:

-Yo también tengo curiosidad por saber qué pasa a continuación, señor gnomo.-

-Muy bien…Pues sigamos con la historia…

***

Veamos… ¿Dónde nos quedamos? ¡Ah! Sí…La misteriosa maga Defias había convertido a Razor en un cubito de hielo y estaba preparándose para el siguiente asalto. Mientras se concentraba Anaysha disparó una ráfaga de flechas pero rebotaron en su piel como si nada.

-¡Por los hechizos de Jaina!-Exclamé.- Está protegida por alguna clase de conjuro arcano, los ataques físicos no le afectan.-

La maga lanzó una descarga de hielo, que por poco me da si no llego a recordar mi hechizo de traslación. Entonces veo que Bector estaba quieto en el sitio y su martillo estaba emitiendo un halo muy interesante…De repente del rostro de Bector apareció una sonrisa y dijo:

-Ya os dije que Molnyr no es un martillo cualquiera.-Agitó el martillo y gritó:-¡KAZAR!-

Del martillo surgió un terrible rayo en dirección a la maga, sin embargo ésta consiguió esquivarlo y el rayo abrió un agujero en la pared a través del que se podía ver la siguiente cámara de la mina, así como unos cuantos mineros malheridos por la explosión.

Las paredes y el techo empezaron a temblar a causa de la explosión.

-¡Bector! No vuelvas a hacerlo o harás que toda la mina se nos venga encima.-

-¿Y cómo sugiere que la derrotamos, señor gnomo?-

-Tú y Anaysha llevaos a Razor, yo la venceré con mi magia.- Y antes de que me hubiese girado ya habían salido corriendo.

-¡Pero seréis cobardes!-Grité yo.

La maga empezó a reírse y dijo:

-¿Tú piensas derrotarme? Por tu túnica diría que no eres más que un aprendiz, ¿acaso no sabes quién soy?-

-Ni idea.-

-¡¿Qué?! Maldito insolente. Te sacaré de tu ignorancia. Soy Marisa du’Paige, una de los más fieles seguidores de Edwin Van Cleef. ¿A que te has quedado sorprendido?-

-Lo siento, pero de verdad que no he oído hablar de ti. De todas formas puede que sea solo un aprendiz, pero…Ya sabes lo que dicen, uno aprende de la experiencia.-

Tras esto le lancé rápidamente una ráfaga de proyectiles arcanos, que, aunque no pareció causarle daño sí que pareció debilitar su protección.

-¡Ja! ¡Qué penoso!, observa…Esto es magia.-

De sus dos manos surgió una enorme piedra llameante, una piroexplosión que aunque no me llegó a alcanzar directamente, su onda expansiva sí me hizo mucho daño.

-La próxima vez no fallaré, pequeñajo.-Gritó la maga.

Volvió a lanzar otra piroexplosión, ésta la esquive con una traslación y salí indemne, aunque tropecé y caí al suelo. La maga se giró y se acercó a mí:

-Mira qué valiente el gnomo, tan cerca de la muerte y sonriendo. Solo los insensatos sonríen a la muerte.-

-Tal vez, señorita, pero usted acaba de caer en mi trampa como una tonta.-

-¡Pero qué demonios!-

Entonces la maga se fijó en mi trampa, después de trasladarme y antes de tropezar lancé una nova de escarcha, un hechizo que congela al enemigo al suelo, y mi conjuro había atrapado a la señorita du’Paige por muy poco.

-¡Maldita sabandija!-Maldijo la maga.-

-Lo mejor de todo es que este conjuro ha eliminado por completo su campo de protección…Ya sabes lo que dicen señorita…Si te sales del camino recto, te acabas cayendo a la zanja.-

Y terminé con ella lanzando una descarga de escarcha, congelándola por completo. Tras esto fui siguiendo el túnel a ver si encontraba a mis compañeros. Al poco los encontré sentados alrededor del cadáver de un ogro que presentaba numerosos golpes, zarpazos y flechas clavadas.

-¡Jajá!-Exclamó Bector.-Sabía que lo conseguirías, no dude de ti ni un momento.-

-Ejem…-Carraspeó Anaysha.

Bector suspiró y dijo.

-Vale, vale, aquí tienes las monedas de la apuesta.-Bector sacó unas cuantas monedas de plata y se las dio a Anaysha:

-Gracias.-Dijo ella.

-La verdad…No sé si unos compañeros que apuestan sobre tu muerte son compañeros fiables, pero bueno… ¿Quién es éste, por cierto?-Dije señalando al ogro.

Anaysha se encogió de hombros y dijo: -Otro guardián, decía llamarse Rahk’Zor o algo así…-

-Fue cosa fácil.-Cortó Bector.

-Habría sido más fácil si no te hubieses lanzado como un loco contra él nada más verlo.-

-¿Yo? ¿Y qué me dices de tu bicho?-Dijo señalando a Llenthy

-Ella está instruida, justo lo contrario que tú por lo que parece.-

Las chispas saltaban entre los dos y yo intente apaciguarlos:

-Venga, venga…Haya paz…-

-¡Tú no te metas!-Me gritaron al unísono.

-Vale, vale…-
Los deje discutiendo y me volví hacia el Razor congelado, me froté las manos un poco para conjurar un pequeño hechizo de calor, toqué el hielo y acabó por descongelarse.

-Agh…Ya sé como se siente la fruta dentro de los helados… ¿Qué les pasa a esos dos?-

-Diferencias de opinión. Por cierto…Yo de ti no intentaría volver a huir, ya viste lo que pasó.-

-Vale, vale, en grupo es más seguro. Veo que sigues vivo, ¿a cuántos os habéis cargado en mi ausencia?-

-Sólo a una maga llamada Marisa du’Paige y ese ogro de ahí llamado…-

-Rahk’Zor…Me debía dinero, a ver si tiene algo en los bolsillos.-Dijo con una sonrisa y se dispuso a despojar el cadáver.

Yo me quede mirando al grupo y pensé: ”Si esta es la clase de gente que me voy a encontrar por el mundo, que la Luz me asista.”

-Bueno, creo que deberíamos seguir adelante, ¿no creéis?-

-¡Sólo tres monedas de plata! ¡Qué miseria!-Dijo Razor sin apenas hacerme caso, mientras que los otros dos seguían discutiendo:

-¡¿Me llamas a mí orejuda amante de las flores?! ¡¿Maldito barril de cerveza peludo y nauseabundo?!-

-¡Repítelo si te atreves!-

Suspiré y al final les tuve que lanzar unos pequeños misiles arcanos para llamarles la atención:

-Bueno, que…que creo que podemos continuar.-

Todos gruñeron y siguieron adelante. Pronto llegamos a una sala llena de troncos enormes donde unos goblins los estaban tallando dirigidos por otro goblin montado en una detrituradora de factura goblin, una máquina usada para taladrar rocas y tallar grandes árboles.

-Dejádmelo a mí.-Fue todo lo que dijo Razor. Se acercó sigilosamente a la máquina, apretó un botón que debía ser el interruptor, ya que el equipo se paró, el piloto cayó de cabeza quedando noqueado, y la máquina se desplomó sobre unos desafortunados goblins, quedando sólo unos pocos goblins fáciles de eliminar.

-Para ser una banda tan poderosa son bastantes penosos.-Dijo Bector.

Seguimos adelante hasta lo que parecía una enorme fundición, no había nadie dentro:

-¿Cómo? ¿Nadie? ¡Qué decepción!-Dijo Bector.

-Mejor así, Bector.-Le contesté yo.-Necesitamos todas las fuerzas necesarias para acabar con Van Cleef y liberar a la señora Mantorrecio.-

Entonces me fijé que en un mesa había esparcidos diversos esquemas de ingeniería, algunos bastantes interesantes que decidí apuntar rápidamente en mi cuaderno, pero el que me llamo la atención fue uno que estaba clavado en la pared.

-¡Ey, chicos! Mirad esto.-Dije.

-Un barco.-Dijo totalmente orgulloso Bector.

-Muy observador, enano-Dijo Anaysha con ironía.-Pero… ¿Para qué lo están construyendo.-

-Fíjate bien.-Dije yo.-Mira la cantidad de troneras que tiene, no es un simple barco de transporte, es todo un destructor.-

-¿Pero qué piensan atacar?-Preguntó Razor interesado.

-¡Bah! ¡Qué más da! Nos cargamos al jefe y ya no seguirán adelante.-

-En eso te doy la razón enano.-Confesó Anaysha.

-¡Gente! ¡Venid a ver!-Grito Razor desde el otro extremo.

Fuimos donde él y lo que vimos nos dejó asombrados.

-Por las barbas de Magni.- Fue todo lo que pudo decir Bector.

¡Era increíble! El acorazado del esquema estaba totalmente construido, era enorme, con una cantidad inmensa de de cañones, y además, se encontraba dentro de una caverna enorme con agua. Lo sorprendente seguía siendo la ausencia de gente.

-Seguro que VanCleef se encuentra en lo alto del barco.-Dijo Razor.

-Buena observación, vamos.- Le respondí yo.

En el momento en el que nos subimos al barco, oímos a nuestras espaldas una especie de gruñido muy extraño. Al volvernos vimos que el sonido procedía de una especie de humanoide con aspecto de pez con escamas de varios colores y un rodillo de amasar masa en una mano.

-¡Un murloc!-Dijo Razor.

-¿Un qué?-Le pregunté yo.

-Un bicho anfibio que puedes encontrar en casi cualquier zona, son como una plaga.-

Llenthy se erizó y se puso en posición para atacar pero Anasyha la detuvo, se acercó al murloc y empezó a emitir una serie de gruñidos como los del murloc.

-¿Sabes hablar con él?-Le pregunté.

Anaysha se encogió de hombros y dijo:

-Durante mi instrucción tuve que elegir entre aprender el lenguaje de los murlocs o el de los fuegos fatuos, y, créeme, los murlocs tienen conversaciones más interesantes.-

Se intercambiaron gruñidos entre los dos.

-Dice que le llaman Cocinitas y que le tienen apresado aquí como su cocinero.-

-¿Sabe por qué no hay nadie por la zona?-

Otro intercambio de gruñidos.

-Dice que se pusieron enfermos por su comida, aunque no sabe por qué, toda su familia ha comido siempre sopa de ojos de pescado y nunca les ha pasado nada.-

-¡Puaj!-Exclamó Razor.

-Pregúntale dónde está una mujer que secuestraron recientemente…, y si querría ayudarnos a acabar con VanCleef.-

Se produjo otro intercambio de gruñidos tras el cual el murloc parecía más animado.

-Dice que recuerda haber visto llevar a una mujer a la habitación de VanCleef, y en cuanto a ayudarnos, está deseoso de salir de aquí y cumplir su sueño de… ser bailarín en Forjaz.-

-¿Bailarín?-Preguntó Razor incrédulo.

Entonces el murloc empezó a hacer una serie de movimientos que, o bien eran espasmos, o bien era su baile.

-¡Jojojo! Así se hace pequeño. Este bicho llegará lejos, sí señor.-Exclamó Bector.

Así pues fuimos subiendo por los andamios hasta que vimos a alguien más adelante, por lo que nos escondimos detrás de unas cajas. Se trataba de un goblin con ropas propias de un pirata llevando un bastón rojo en las manos.

El murloc emitió una serie de gruñidos que Anaysha tradujo como: -Dejad que yo me encargue.-

El murloc se acercó al goblin y éste dijo:

-¡Vaya, Cocinitas! Menudo cocinero estás tú hecho, has puesto enfermo a toda la tripulación. Menos mal que yo no probé tu sopa.-El murloc gruñó algo y se fue acercando más y más al goblin:

-¡Oye! ¿Qué demonios haces? ¿Acaso quieres que te dé con mi bastón?-

Para el momento en que el goblin alzó el bastón, había retrocedido tanto que se cayó del andamio y se mató de la caída.

-¡Ja! Bien hecho Cocinitas.-Exclamó Bector.

-¡Tss! ¿Es que quieres que nos descubran, idiota?- Susurró Anaysha.

-¡Bah! ¿Qué más da? Cuanto antes nos lo encontremos, mejor.-

Me fijé en que el bastón no había llegado a caer por pura chiripa, sentí que contenía un gran poder en su interior, así que decidí quedármelo. Al llegar a lo alto del barco, parecía completamente vacío, cuando, de repente, de la cabina del capitán surgió un cuchillo que alcanzo la espalda de Cocinitas; el murloc renqueó unos cuantos pasos antes de desplomarse desangrado delante de nosotros.

-¡Nooooo!-Grito Bector.-Maldito cobarde, te acabas de cargar al mejor bailarín que he visto en años. ¡KAZAR!-

Bector lanzó un rayo hacia la cabina que la destruyó por completo, pero, entre la explosión surgieron dos sombras: una era la mujer de Mantorrecio, que se encontraba inconsciente, y la otra un hombre, alto, musculoso y ágil y con la cara cubierta por el típico pañuelo rojo de los Defias que estaba cargando con la mujer.

-¡Edwin VanCleef!-Exclamó Razor.

-Vaya, cuánto tiempo Razor.-Dijo VanCleef.

-No el suficiente,… pero me debes dinero.-

-Te lo gané justamente en aquella partida de cartas.-

-¡Estoy seguro de que hiciste trampas!-

-¡Bah! ¿Qué más da? Acabaré aquí mismo con todos vosotros, no sois más que meros insectos en mi camino.-

-Debería darte vergüenza, eres asqueroso, tratar esta tierra de esa manera tan vil y utilizar a tus hombres como meros peones, sin sentir nada por ellos.-Dijo Anaysha.

-¿Asqueroso? Cómo se nota que no conocéis mi historia, el infierno que he tenido que sufrir.-

-Dinos, pues, cuáles son las razones de tu actividad delictiva.- Dije yo.

-Los que hoy formamos la Hermandad-inició su relato VanCleef- fuimos antes obreros que trabajamos en la reconstrucción de Ventormenta tras la primera guerra. Trabajamos duro, poniendo a su disposición todos nuestros esfuerzos y recursos, pero… ¿Qué crees que dijeron los nobles cuando les pedimos el pago? Dijeron: “¡Oh! Nosotros pensábamos que lo hacíais con toda la buena voluntad del mundo.” ¡Escoria, pomposa!… Desde ese momento decidimos que nos vengaríamos, y así es como se inició la Hermandad. Hemos robado, asesinado y atormentado para hacer justicia y cada uno de mis hombres esta dispuesto a morir por mí, jajaja –

-¡Eso no es ni por asomo justicia! La gente como tú no sois más que escoria, la única justicia que verás será la que acabe contigo, por todas las almas que han sufrido bajo tu sombra.-.Le dije yo.

-Ya lo veremos. ¡Nadie puede detener a la Hermandad!-

En ese momento VanCleef se lanzó hacia mí pero Anaysha fue más rápida y lanzó una andanada de flechas hacia él que casi le alcanzan. En cuanto VanCleef terminó de esquivar las flechas, Llenthy se lanzó contra él y lo mantuvo derribado en el suelo el tiempo suficiente para recibir unos cuantos zarpazos antes de poder quitársela de encima:

-¡Fuera bicho!-Gritó él, y le clavó una daga impregnada de veneno paralizador.

-¡Llenthy!-Grito Anaysha. Furiosa le disparó varias flechas a quemarropa de las cuales, sorprendentemente, sólo una le acertó en el hombro, Edwin, aturdido como estaba, no se percató de que Bector se acercó a él, martillo en ristre, y le golpeo en el flanco. Edwin consiguió ponerse en pie a tiempo para ver cómo se dirigían hacia él una serie de proyectiles de hielo que le golpearon y le lanzaron al otro extremo de la cubierta.

Cuando pensábamos que ya estaba acabado, Edwin VanCleef se levantó, escupiendo sangre y riendo:

-¡Ilusos! ¿Creéis que acabando conmigo la Hermandad desaparecerá? ¡Qué inocentes!… Llegarán nuevos líderes que ocuparán mi puesto y que se encargarán de eliminaros, pero…Por ahora, será mejor que os lleve conmigo a la tumba.-

Y con una sonrisa de maníaco sacó del bolsillo una potente bomba, encendió la mecha y dijo:

-Nos veremos en el infier…¡Aaagh!-

Fue todo lo que consiguió decir ya que Razor había aparecido detrás de él y le había clavado su daga en la espalda. Apagué la mecha de la bomba y el resto, como se dice, es historia: una vez que curamos a Llenthy, dimos un entierro digno a Cocinitas, llevamos a la señora Mantorrecio a su casa y nos despedimos, volví aquí, a Vemtormenta.

***

Tras finalizar su historia, Kronüs miro a ambos y dijo:

-Una aventura de lo más interesante, ¿no?-

-Desde luego.-Dijo Daríus.- ¿Y qué pasó con tus compañeros?-

-Mmm…Veamos…Anaysha se volvió a Darnassus para enviar un informe a sus superiores sobre el estado de la zona, Bector se quedó allí para ver si quedaba algún Defías del que encargarse y Razor salió corriendo, seguramente para evitar que lo metiesen en la cárcel, jajaja.-

-¿Y de dónde demonios salió este bicho?-Pregunto Daríus señalando a la ardilla mecánica que se había apropiado de su cabeza.

-¡Oh! Ella…Entre los esquemas había uno que enseñaba como construirla, así que la construí. ¿A que es mona? La voy a llamar Defi.-

-No es que seas muy original con los nombres.-Dijo Daríus con ironía.

-Bueno…-Dijo el draenei mientras se levantaba.-Tengo que irme, ha sido un placer conocerle.-

-Igualmente.-

Cuando el draenei salió de la taberna, Kronüs se fijó en un paquete que había al lado del asiento en el que había estado sentado.

-¿Y esto?-

Daríus se encogió de hombros. En el paquete se podía leer: “Para Kronüs Forjachispas.”
Kronüs abrió el paquete y lo primero que encontró fue una nota que rezaba:

“Como Gran Maestre, yo, Arkhon, te hago entrega del tabardo oficial de la Orden del Alba Carmesí y un comunicador por el cual siempre podrás contactar con tus hermanos, reconociéndote así como miembro de pleno derecho. ¡Vida y Libertad!”

Kronüs sacó tembloroso el tabardo y el comunicador del paquete.

-Pero…Pero…-Balbució Kronüs.- ¡Era el Gran Maestre!-

-Sí.-Asintió Daríus.

-¿Y por que no me lo dijiste?-

Daríus se encogió y respondió:

-El jefe no me dejó. ¿Te encuentras bien?-

-Sí, sí…-Y de repente Kronüs se desplomó al suelo.

Kronüs acaba de sobrevivir a su primera aventura fuera de la ciudad pero parece ser que para nuestro pequeño amigo había sido más fácil enfrentarse a Edwin VanCleef que el hecho de haber estado hablando con el Gran Maestre. Sin embargo, el pequeño gnomo no puede bajar la guardia ya que nuevas aventuras acechan detrás de cada esquina.

Continuara...

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