Explicación y Dedicatorias

Los textos aquí expuestos son una serie de historias escritas por mí como autor aficionado que desearía dar a conocer.

Reconozco que los primeros seis capítulos están bastante "verdes" en lo referente a madurez literaria, por lo que es a partir del septimo capítulo donde considero presente una mayor elaboración y renovación del estilo. (Demostrada en el argumento de dicho capítulo).

A pesar de ello, mantengo esos seis capítulos como una forma de dar a conocer los origenes de mi querido personaje, así como de mi trayectoria literaria y también porque, al igual que un padre jamás reniega de sus hijos, cualesquiera que sean sus defectos, ningún escritor debe jamás avergonzarse de ninguna de sus obras.

domingo, 25 de julio de 2010

Un gnomo en Ventormenta.
Capitulo 5: Carmesí; Que bello color.

En el mundo existen dos clases de personas: Las originales y las no tan originales. Las originales son aquellas que son capaces de crear obras, cuadros o inclusos nombres variados sin que se hagan repetitivos. Por otro lado los “no tan originales” son repetitivos, sin variedad alguna; por poner un ejemplo, Arkhon, el Gran Maestre no es muy original con los nombres, ¿por qué? Ahora lo veremos, ¡que empiece la quinta historia de Kronüs!

Otro hermoso día en Ventormenta, soleado como una mañana de verano. Observamos a un sonriente Kronüs paseando junto a su ardilla mecánica Defi por los canales tras haber aprobado sus exámenes de magia. El pequeño gnomo caminaba en dirección hacia el Cerdo Borracho para descansar un poco cuando de repente algo le golpeó en la nuca. Antes de volverse o incluso de abrir los ojos, Kronüs dijo:

-Reconocería ese coscorrón en cualquier lugar…-

Kronüs se giró a tiempo para ver la figura de su amigo Daríus.

-¡Hombre, Daríus!-

-¡Gnomo, Kronüs!- Contestó Daríus con una sonrisa en la cara.

-Jajaja…Dime, ¿qué quieres?-

-Un favorcillo…-

-No tengo dinero para prestarte.-

-¡No! No es eso, al menos por ahora, quiero que me vigiles a este niño.- Entonces Kronüs reparó en una pequeña sombra escondida tras las piernas de Daríus. Se trataba de un pequeño niño de pelo castaño, más o menos de la altura de Kronüs.

-La madre es amiga mía y yo tengo que hacer unos recados, ¿te encargas?-

-Bueno, no tengo nada mejor que…-

-¡Estupendo!- Grito Daríus cuando ya se encontraba en la otra punta de la calle.

-Este Daríus…-Kronüs volvió la vista hacia el niño.-Bueno, pequeño, ¿cómo te llamas?-

-Gaspár, señor gnomo.-Dijo tímidamente el niño.

-Vale, ¿y a qué te apetece jugar?-

-Bueno… ¡Soy muy bueno al escondite!-Y nada más terminar la frase el niño salió corriendo como alma que lleva el diablo dejando a un pasmado Kronüs mirando el aire vacío frente a él anteriormente ocupado por el niño.

-Pero…Si sólo había pestañeado…-

Así pues Kronüs se dispuso a buscar a Gaspár por toda la ciudad, bajo cada piedra y cada trozo de madera hasta que llegó a la Catedral de la Luz, uno de sus sitios favoritos para relajarse y estudiar, y se internó en las catacumbas que había debajo de la misma.

A medida que nuestro pequeño amigo fue bajando las numerosas escaleras empezó a oír unas voces. Al principio pensó que se trataban de los monjes, rezando, pero después se dio cuenta de que eran dos voces, hablando entre ellas. Se asomó por el resquicio de una entrada y vio a un humano y a un elfo hablando. Los conocía, el humano era Eanor y el elfo, si no se equivocaba, era Garfa, otro oficial de la Orden. Las palabras apenas llegaban a los oídos de Kronüs.

-Son unos fanáticos…Hay que detenerlos…-

-Sí…Es necesario un equipo de inteligencia…Reunir información para acabar con ellos…-

Kronüs se aproximo un poco más para poder oír mejor la conversación. De repente, Garfa saltó.

-Un momento…-El elfo empezó a olisquear el aire.-Creo que nuestra conversación ya no es tan privada… ¡Muéstrate!-

Kronüs salio corriendo azuzado por el miedo hasta que de pronto se dio cuenta de que estaba intentando correr en el aire: alguien lo había agarrado de la espalda de su túnica.

-Tranquilo, tranquilo…-Se trataba de Garfa.-No vamos a hacerte daño-.

En cuanto Kronüs se volvió a encontrar en el suelo, se arrodilló inmediatamente ante los dos oficiales y dijo:

-L-Lo siento, no era mi intención espiar su conversación…-

-Pero lo has hecho… -Dijo Eanor.

-Así que ahora tendremos que matarte… -Secundó el elfo.

-¡¿Qué?!-Exclamó asustado el gnomo pensando que estaba a punto de darle un infarto.

-Es broma.-Respondió Garfa y al momento rompió a reír.

-Pues…-Kronüs empezó a recuperar el aliento.-Pues…Preferiría que no gastara más bromas de esa clase…-

-Ya, bueno…-Siguió el elfo.- Aún así, ¿podrías hacerme un favor?-
-¿Cu-Cuál señor?- Pregunto tartamudeando Kronüs, todavía no recuperado del susto.

-¿Podrías decirle que pare? –Pidió el elfo señalando a una hasta ahora inadvertida Defi que se encontraba mordiendo con rabia una de las orejas del elfo.

Al ver tal escena Kornüs palideció y rápidamente ordeno:

-¡Defi, detente!- El ataque de la ardilla cesó y ésta se bajó del hombro del elfo hasta posarse al lado del gnomo.

-Bueno…Volvamos a lo importante…-Dijo Eanor mirando tranquila y amigablemente a Kronüs.- No tienes de que preocuparte…Lo que hayas podido oír no era algo de alto secreto…En realidad íbamos a comentarlo en una reunión, aquí, en las catacumbas…-

-Vaya…-Respondió Kronüs más relajado y por fin pudo seguir respirando.

-Si quieres…-Prosiguió Garfa.-Puedes quedarte con nosotros mientras esperamos al resto de invitados…-

-Esto…De acuerdo…-

Kronüs decidió colocarse en un rincón y, mientras esperaba, hizo una serie de gestos vagos en la mano y de la nada surgió una bolsa de pipas de calabaza que empezó a comer para relajarse. En realidad, esto no era más que un truco bastante sencillo; consistía en hacer que algo de la despensa fuese del punto “A” al punto “B”, algo mucho más fácil en comparación con trasladar seres vivos.

Los invitados empezaron a llegar, primero llego una elfa que Garfa presento:

-Hermano Kronüs, esta es la hermana Loba…-

Kronüs saludo tímidamente a la elfa y, en respuesta, ella alzó una ceja con una expresión entre divertida y sorprendida ante la presencia del gnomo. Tras esto, la elfa se coloco en otro rincón a la espera de los demás invitados. Posteriormente llegó una humana, llamada Aracnel, una hermana reciente, que apenas reparó en Kronüs, así como otros miembros que no se molestaron en presentarse.

Cuando todos los invitados llegaron, hizo un gesto pidiendo que se colocasen a su alrededor, entonces, empezó a hablar:

-Vida y Libertad, hermanos. Supongo que os preguntareis por qué se os ha convocado en un lugar tan aislado y oculto…Empecemos desde el principio…Nosotros somos el Alba Carmesí, una orden dedicada a defender la Luz y la vida de todas las personas y a luchar contra el cualquier mal que intente asolar nuestro mundo…Pues bien, recientemente ha llegado a oídos del Gran Maestre la noticia de que está formándose una orden antagonista de la nuestra, cuyo fin es algo maligno por supuesto, llamada “El Ocaso Carmesí”…-

-Una pregunta…-Interrumpió uno de los asistentes.- ¿Cómo se ha enterado Arkhon de eso?

-Eso es algo que descubriréis más tarde…- Respondió seriamente Garfa.

-Bueno…-Prosiguió Eanor- Como decía, esta Orden amenaza con acabar todo lo que nosotros defendemos, pero todavía desconocemos cuándo y quiénes la conformarán…Por ello, hemos pensado en formar el “Crepúsculo Carmesí”…-

-¿Crepúsculo…Carmesí? Vaya, qué…original…-Comento sarcásticamente la humana llamada Aracnel.

-Ejem…Bueno….Como decía, tal cuerpo tendrá como objetivo recolectar toda clase de información posible sobre el “Ocaso”, serán nuestros ojos y oídos…Todo aquel que desee unirse, por favor, que firme las hojas de inscripción que dejaremos en el cuartel….Eso es todo, Vida y Libertad, hermanos.-Concluyó Eanor.

Tras ello los invitados se fueron retirando, Kronüs también se disponía a subir las escaleras que le llevarían al piso superior de la Catedral cuando Garfa lo detuvo. Se encontraba hablando por el comunicador:

-Sí, Gran Maestre, se encuentra conmigo…Claro, ahora mismo Gran Maestre….-

-¿Qué ocurre, señor?- Preguntó Kronüs.

-Kronüs, el Gran Maestre requiere de tu presencia en una de las habitaciones del piso superior de la Catedral…-

-¿De-De mí? Pe-Pero… ¿Qué puede requerir de mí? No soy más que un pequeño gnomo…No-No sé como podría ayudarle…-

-No tengo ni idea…-Dijo sonriente Garfa.-Pero será mejor no hacerle esperar, ¿verdad?-

Así pues, Kronüs empezó a subir las escaleras lo más rápido que podía, llegó al piso superior, fue mirando habitación por habitación hasta que en una vio al Gran Maestre charlando con otra draenei que, por las túnica y los adornos que vestía, Kronüs supuso debía tratarse de una sacerdotisa.

Kronüs se acercó tímidamente a la pareja y, en cuanto Arkhon reparó en él, Kronüs se arrodilló ante él y Arkhon sonrió.

-Vamos, hermano Kronüs, levántate, por favor…-

-E-Esto…Se-Señor, ¿qué deseáis de mí?-

-Hermano, te presento a la hermana Haide…-Dijo un gesto hacia la draenei.- Se trata de una sacerdotisa al servicio del poder sagrado de la Luz.-

-E-Encantado…-Dijo Kronüs mientras hacia una reverencia hacia la sacerdotisa.

-Ahora que estáis juntos, debo encargaros una importante empresa…- Y al momento, el Gran Maestre sacó de un bolsillo un fragmento cristalino bastante pequeño que resplandecía un extraño brillo rojo.-Esto que veis aquí, es algo que he llamado “Filamento Carmesí”, se trata de una pieza de un Naaru llamado La’Than…-

-La luz del Alba…-Dijo Haide, y Arkhon asintió en silencio.

-Desconocemos como pudo ser destruido, pero…Gracias a este fragmento hemos sabido del próximo surgimiento del “Ocaso Carmesí” …Sin embargo, todo es confuso, su voz es débil…Por ello requiero que vosotros dos, estandartes de la magia arcana y sagrada, lo investiguéis, ¿de acuerdo?-

-E-Esto, claro, Gran Maestre….Será un honor para mí…-

-Igualmente para mí.-Dijo Haide.

-Todo esta dicho, podréis utilizar el Refugio Pinobruma, una antigua base del Alba Argente en Dun Morogh, supongo que nuestro mago sabrá de él, ¿verdad?-

-De-Desde luego, señor…Recuerdo haber estado allí alguna vez de niño…-

-Muy bien, idos pues y servid al Alba, Vida y Libertad.-

-¡Vida y Libertad!-Respondieron al unísono sacerdotisa y mago.

Así, ambos se dirigieron hacia el tranvía subterráneo que conectaba Ventormenta con Forjaz, y durante el trayecto estuvieron charlando:

-Tengo curiosidad por ver qué tal es Forjaz, nunca antes la había visitado...-

Kronüs se encogió de hombros y respondió:

-No es nada del otro mundo, comparado con Ventormenta…Aunque bueno…Yo he vivido allí toda mi vida…-

Una vez llegaron a la estación de Forjaz y hubieron salido de la Ciudad Manitas, el pequeño asentamiento de los exiliados de Gnomeregan en Forjaz, Haide se detuvo asombrada ante la imagen que tenía justo enfrente… No es que los enanos hubiesen trabajado la piedra para habitar en esa ciudad, sino que habían amoldado toda la ciudad a la forma de la gruta, elevados techos de piedra con estalactitas los contemplaban a varios metros sobre sus cabezas apenas distinguibles, de fondo se oía el continuo repiqueteo de los trabajadores en la Gran Forja creando increíbles maravillas de la herrería, formando durante el proceso auténticos ríos de piedra y metal fundido; por otro lado los mineros intentando extraer nuevos y extraños minerales y los arqueólogos intentando desentrañar el pasado de los enanos mediante el estudio de antigüedades y escritos….

- Es… increíble…-Dijo Haide, casi sin aliento.

-Bueno…Es cierto que es sorprendente…-Kronüs suspiro algo alicaído.- Deberías haber visto Gnomeregan en los buenos tiempos… Apenas la recuerdo, porque era un niño, pero sé que era maravilloso… Bueno- Dijo decidido.- Será mejor no distraerse y hacer lo que el Gran Maestre nos ha dicho… Para algo de importancia que me encargan…-

-Por supuesto, vamos al Refugio.- Secundó Haide.

Atravesaron las calles de Forjaz hasta salir de la misma y verse rodeados por un paisaje nevado de ensueño, hasta el último metro cuadrado del paisaje estaba cubierto por una manta de un blanco puro. Ambos fueron en dirección al refugio y al cabo de unos 10 minutos llegaron a su destino. Se trataba de una casa pequeña de diseño enano con algunos estandartes del Alba Argenta en sus paredes. Una vez hubieron entrado, despejaron los muebles, colocaron el Filamento en el suelo y Kronüs saco su cuaderno de notas:

-Bien, empecemos…-

***

Unas horas más tarde, volvemos con Arkhon en el cuartel del Alba Carmesí liado con el papeleo. De pronto es sobresaltado al oírse una terrible explosión procedente del comunicador, y a continuación, se oyen una serie de toses:

-¿Gra-Gran Maestre…?- Es la voz de Kronüs.

-¿Hermano Kronüs? ¿Estáis bien?-

-Estamos bien señor. No ha sido más que una explosión algo… potente…-

-¿Potente?- Pregunto Arkhon.

-Digamos que el refugio ya no volverá a ser lo que era…Aunque sigue entero…- Se trataba de la voz de Haide.

-Pero vosotros estáis bien, ¿no?-

-Claro, claro.-Respondió Kronüs.-Y en cuanto a los resultados de la investigación…-

-¿Sí?-

-Son algo confusos…Primero esperaba que reaccionase bastante con la energía de la Luz de la señorita Haide, al ser un naaru, pero su reacción fue débil…Posteriormente lo sometimos a todos los tipos de magia de los que disponía, pero sólo reaccionó al fuego…Y de una forma bastante violenta…-

-Vaya, vaya…Entonces solo quedan dos tipos de energías por probar…-

-¿Quiere decir…?-

-Sí…Exponedlo a las Sombras y a la energía vil, pero a cantidades que no resulten peligrosas.-

-De acuerdo.-

Volvamos la vista ahora al interior del Refugio Pinobruma.

-¿De dónde vamos a sacar energía de las Sombras y energía vil?-Preguntó Haide.

Kronüs se mesó la barba, pensativo, arrancó un trozo de papel de su cuaderno y empezó a escribir un mensaje.

-Conozco a alguien que podría ayudarnos con lo de las Sombras…-

-¿Quién?, si puede saberse-

Se volvió y sonrío inocentemente a la draenei.

-Un amigo.-

Kronüs se acercó a Defi, que se había empeñado en roer una de las patas de una silla, que estaba hecha de piedra, y le dio el mensaje, luego le susurró algo en su pequeña oreja para apartarse de ella seguidamente.

-Ve rápido, Defi, el tiempo apremia…-

De repente, de los flancos de Defi surgieron dos pequeños cohetes y salió corriendo a una velocidad de mil demonios.

-¡Qué cosas más curiosas tienen los gnomos!-Dijo una Haide pasmada.

-Bueno…Ahora solo nos queda esperar.-

Y así los minutos fueron pasando hasta que…

-¿Has oído eso?-Pregunto Kronüs acercándose a la puerta.

-¿El qué?- Pero pronto Haide también lo percibió: se trataba del sonido de un galope lejano. Se volvió a Kronüs y vio una sonrisa aparecer en su rostro.

-Ya está aquí…-

-¡GNOMEEEEEEEETEEEEEE! ¡COMO TE PILLE VERÁS!-

Y tras esto llegó Daríus montado en alguna clase de destrero oscuro, acompañado de una pequeña avalancha provocada por su grito y con Defi montado sobre su yelmo.

-Daríus…Con tus graznidos tirarás la montaña…Bueno te presento, esta señorita es Haide, una sacerdotisa, éste es Daríus…Por desgracia, mi mejor amigo.-

Daríus bajó del destrero de un salto, y mientras caía golpeó a Kronüs con un coscorrón justo antes de tocar el suelo.

-Gnomete… ¿Y Gaspár?-

-Pues…Pues…-Kronüs empezó a pensar rápido alguna clase de excusa.-Pues resulta que el niño se volvió hasta su casa, y yo, como gnomo responsable que soy, lo seguí para asegurarme de que estaría bien.-

-¿De verdad? –Preguntó Daríus algo mosqueado.

-Por supuesto… ¿Acaso te he mentido alguna vez?-

-Bueno…Está la vez que me diste una cerveza que después resulto contener un laxante muy potente, me pasé en el baño dos días seguidos…-

-Ah, bueno…Pero eso no es mentir, es omisión.

-¿Emisión?-

-Omisión, significa…Bueno, ahora eso no importa, necesito que me devuelvas el favor.


***

De nuevo, volvemos a ver a Arkhon centrado en el aburrido papeleo del día a día cuando de repente…

-¡SEÑOR, SEÑOR!

Arkhon se sobresaltó dejando caer varios papeles al suelo. Buscó rápidamente el comunicador, y se serenó antes de hablar.

-¿Sí, hermano Kronüs?-

-Señor, escuche esto…-

Por un momento se hizo el silencio pero al cabo de unos segundos se empezó a oír una especie de letanía constante en algún idioma arcaico que crecía en volumen.

-¡Por todas las luces del mundo! ¿De dónde procede eso?-

-Es el fragmento… Primero lo probamos con las sombras y reaccionó igual que con el fuego… Y después, fuimos a la aldea que se encuentra cerca de aquí donde se hospeda un instructor de brujos novatos, lo acerqué discretamente a su persona, y en cuanto estuvo a unos centímetros de él empezó a hacer esto, ¿sabéis que es esto?-

-Está claro que el idioma es demoníaco…-

-¿Estáis insinuando que…?-

-Sí, el fragmento está maldito…Debería haberlo supuesto desde un principio…Hermano Kronüs, hermana Haide…Quiero que vayan a investigar de qué maldición se trata…-

-Inmediatamente, señor, cambio y corto-

***

Regresamos al Refugio Pinobruma. Kronüs y Haide se despiden de Daríus y se encaminan a Forjaz a visitar su Biblioteca, una de las más importantes de toda la Alianza. El fragmento ha dejado de cantar…

En la Biblioteca, ambos se encuentran inmersos en auténticas montañas de libros, leyendo uno tras otro sin parar, viendo cómo las palabras giraban en una confusa danza ante sus ojos haciéndoles perder la esperanza, hasta que…

-¡Lo encontré! Mira Haide, creo que por fin lo he encontrado…-

Una somnolienta Haide alzó la vista de su libro y se acercó al gnomo a la vez que éste tomaba su comunicador y volvía contactar con el Gran Maestre.

-Mi señor, creo que lo hemos encontrado.-

-Qué curioso la suerte que estamos teniendo en solo un día estamos concluyendo toda una investigación. Bien, ¿de qué se trata?-

-Mi señor, creo que se trata del “Mal de Largoth”…-

-¿De Largoth?-

-Sí…En la introducción pone: “Para profanar objetos sacros” Y al final hay un texto antiguo, que, si mis conocimientos de idiomas no me fallan, dice lo siguiente…


El Mal de Largoth llena de sombras su interior,
para ser invocado se debe poseer un gran rencor,
si el mal deseas que sea purgado,
a un ser de pura luz debe ser mostrado…

-¿Un ser de pura luz? ¿Acaso se refiere a un niño?- Pregunto Haide.

-No señorita Haide…-Respondió Kronüs- Un niño es más bien pura inocencia…El texto se refiere a…-

-A otro naaru…-

Continuará…

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